Mulán en primera “persona”

Mulán en primera “persona”.

Nací galga. Galga en España.

Nunca he podido entender porqué determinados rasgos de la anatomía bastan para dar privilegios o ser motivo de rechazo, abandono o, incluso, maltrato. Porqué el simple hecho de haber nacido formando parte de una determinada raza, especie o género determina el trato que recibirás el resto de tu vida. Lo peor de todo es que esto no sólo se aplica a perrxs, gatxs, o cualquier otro animal, esta máxima podría aplicarse al ser humano perfectamente. El lugar donde se nace, la clase social, la raza o el género, por desgracia, son determinantes, en gran medida, del futuro y del trato que se recibirá.

Repito: nací galga, galga en España. Por norma general, seré cazadora, abandonada con la mejor de las suertes, recogida y adoptada. Si hubiese nacido en otro país, puede que fuese una perra de esas súper cotizadas, por los que se pagan miles de euros, por mí han pagado una justa cuota de adopción a cambio de salvarme la vida. Si hubiese nacido de otra raza, puede que incluso en nuestro país fuese una de esas perras cotizadas antes nombradas, puede que me hubiesen tratado bien desde el primer día, con mi cama caliente y mi cuenco con agua limpia a diario. Puede que fuese ese regalo deseado en esa fecha tan especial. Uy, entonces incluso naciendo no galga en este país, puede que me hubiesen abandonado pasados unos meses de esa fecha especial, puede que no les gustase mi comportamiento o mi tamaño, puede que llegase un miembro nuevo a la familia o un evento que cambiase el curso de los acontecimientos, puede que llegase el momento de decidir que mi presencia no es lo primordial…

Sea como sea, mi suerte fue la de nacer galga en España, pero galga con “suerte”. Mi suerte fue sobrevivir a la vida de cazadora 6 años. Mi suerte fue dar con un refugio que cuidó de mí otros dos. Mi suerte fue que se fijara en mí una persona, que le llamase la atención que en todo ese tiempo no hubiese ningún cuestionario de adopción a mi nombre. Mi suerte fue ese “Lino, tiene 8 años, si no la adoptamos, quién la va a querer?”.

Nací galga. Galga que sorteó su suerte. Galga rescatada. Galga feliz.

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