A cien por hora

Es la velocidad a la que va el mundo y la velocidad a la que este mundo hace que vayan nuestras cabezas: a cien por hora.

Porque, te has fijado en esa flor nueva que hay en ese trocito de hierba que tienes al lado de casa?? Esa que ayer no estaba? Y en ese olor diferente cuando hay un día de lluvia después de muchos días de sol??

A veces ni siquiera nos fijamos en quién pasa nuestro lado o quiénes están a nuestro alrededor. (el otro día saludé a una vecina en el rellano y ella ni se había fijado en que estábamos allí).

Será que es sólo cuestión de parar? pararse a prestar atención a esas pequeñas cosas que nos rodean.

Mis perras, la envidio en eso. Ellas captan cada pequeño cambio, cada cosita nueva. Que han sustituido ese arbusto de la esquina por un banco? Ellas lo huelen, se fijan bien en él, en las texturas, en los salientes que tiene, en las patas bien ancladas al suelo. Esa capacidad que tienen para pararse a oler, para fijarse en ese detalle nuevo, ese en el que no habías caído, pero que merece toda su atención, aunque sea por unos minutos. Minutos que creemos que no tenemos.

Llevo mucho tiempo, demasiado quizás, intentando hacer ejercicio de consciencia de mí misma y mi alrededor, de intentar fijarme en una cosa, sólo en ella y en nada más, intentando abandonar todos los otros pensamientos. Me resulta infinitamente difícil. Luego las miro a ellas, con una única cosa en su cabeza: el ahora. Ese momento, esa carrera en la playa, ese paseo por el monte, ese olor nuevo en la calle, ese “acaríciame” y nada más. Ellas no viven a cien por hora, no les hace falta, aunque quizás a nosotras tampoco. No sé.

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